Toledo, la ciudad de las Tres Culturas

TOLEDO, LA CIUDAD DE LAS TRES CULTURAS








La ciudad de Toledo, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996, está enclavada en un promotorio rocoso rodeado del río Tajo en pleno centro de España, a escasos 70 kilómetros de Madrid.

Considerada por muchos como una segunda Roma, Toledo no deja de ser una ciudad única. Única en sus detalles, su historia, su cultura y su encanto. Las tres religiones monoteístas (la musulmana, la hebrea y la cristiana), dejaron su huella en esta maravillosa ciudad. A lo largo de los siglos Toledo ha sabido conservar un patrimonio arquitectónico, artístico y urbano inigualable. Iglesias, sinagogas, mezquitas, conventos, murallas, puentes, torreones y un sinfín de combinaciones culturales y artísticas hacen de Toledo un museo único para descubrir.

Perderse entre sus estrechas callejuelas, plazas y jardines convierten su vista en una experiencia sin comparación. Hecha para caminar por sus largas cuestas y mirar sobre su horizonte, sobre Toledo se levantan un buen número de monumentos, rodeados de involuntarios rincones y espacios que despiertan sensaciones a ojos de quienes la visitan y de quienes tienen la suerte de vivir en ella.


Los orígenes de Toledo se remontan a la Prehistoria, más concretamente al período Neolítico. A lo largo de su extensa historia, Toledo ha sido conocida siempre por ser la Ciudad de las Tres Culturas, con la convivencia pacífica entre musulmanes, judíos y cristianos.








La ciudad nunca estuvo dividida de una manera clara por barrios de cada una de las distintas religiones, aunque existen zonas determinadas de una mayor influencia de cada una de ellas.


Toledo fue cristiana desde el siglo IV, siendo parte del Imperio de Roma, lo fue durante el reino visigodo y pasó los siglos de convivencia entre las tres religiones hasta la llegada de la Reconquista. 


En el siglo XVII la entonces ciudad convento contaba con casi setenta edificios de usos eclesiásticos o afines, como colegios y hospitales entre otros. Las iglesias de fundación más antiguas fueron remodeladas varias veces, según las necesidades y gustos de sus protectores. Muchos de ellos actualmente tienen usos civiles, privados o administrativos. 


La estructura urbana de Toledo es árabe, con sus calles estrechas y sinuosas, y sus casas, cuyos tejados casi se tocan. Edificios que encierran a la vista sus joyas más preciadas, los patios llenos de verdor, azulejos y fuentes de agua. De la docena de mezquitas que existieron quedaron dos, la de Cristo de la Luz del año 999 y la de tornerías, posterior en el tiempo.


La mezquita mayor estaba en el emplazamiento actual de la catedral, pero parece ser que únicamente fue un edificio espacioso para poder acoger a todos los habitantes varones de la ciudad. La zona de el Alcázar y el actual Museo de Santa Cruz con su actual zona adyacente hasta el puente de la Alcántara, tenía muralla propia, que separaba la alcazaba, su guarnición y los palacios del resto de la ciudad.







Los barrios del sur, colindantes con el río, estaban ocupados por las tenerías, tintorerías y otras instalaciones relacionadascon el agua. Se supone que allí construyó su legendario reloj y calendario acuático, el gran astrónomo Azarquiel. Por sobre todo la herencia más patente es la estética mudéjar en la arquitectura y decoración con el uso del ladrillo, la mampostería, los variables arcos entrelazados, las techumbres de madera y las ricas yeserías, utilizadas durante siglos en todo tipo de edificios, incluida la catedral.


Las dos únicas sinagogas que permanecen en pie actualmente , inducen a llamar al barrio en el que se encuentran la Judería, donde se supone hubo mayor concentración de la población hebrea, aunque en realidad, en la ciudad llegó a haber un total de diez sinagogas repartidas por todo el emplazamiento. 


Su límite sería la desaparecida parroquia de San Martín en las proximidades de la Puerta del Cabrón y los restos de construcciones defensivas por encima del Puente de San Martín, llamadas el Castillo de los Judíos. Aquí podemos encontrar la Puerta del Judío del siglo XII, al inicio de la cual existen casas con los restos de las mikwa, baños rituales, en sus sótanos. El comercio era una de las actividades principales de los judíos, que vivían encima de sus tiendas y talleres.









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